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CUBANOS EN ESCRITURAS

CUBANOS EN ESCRITURAS

Por Luis Machado Ordetx


Cinco escritores cubanos, entre las más trascendentes ediciones del siglo XX, sobresalen, según criterios de selección de especialistas e investigadores, para intervenir en representación de área durante el Primer Congreso Internacional de Lengua y Literatura Infanto Juvenil Iberoamericana, a celebrarse del 24 al 28 de febrero de este año,   en Santiago de Chile, y por supuesto en la lista no faltan José Martí, el más universal de todos los cubanos, y Nicolás Guillén, el Poeta Nacional.


La Edad de Oro, revista mensual de Recreo e Instrucción que desde Nueva York dedicó Martí a los niños de América, en su edición de 1905, constituye un compendio de aquellas publicaciones que desde julio de 1889 comenzaron a recorrer el continente para alentar a los pequeños en el propósito de “andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo: un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso.”


En un periodismo literario, sencillo, Martí advierte  que “Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana; para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres. Todo lo que quieran saber les vamos a decir, y de modo que lo entiendan bien, con palabras claras y con láminas finas.”


De Guillén recuerdo aquella edición ilustrada por el cineasta y dibujante Constante (Rapi) Diego García Marruz,  que de manera inigualable verso y línea se funden en Por el mar de las Antillas anda un barco de papel, salido en imprentas cubanas hacia 1984; uno de los textos emblemáticos que el autor de el Son Entero (1948)  dedicó a niños y niñas por igual.


                     POR EL MAR DE LAS ANTILLAS

                        Por el Mar de la Antillas,
                        Anda un barco de papel.
                        Anda y anda el barco barco, sin timonel.
 
                        De La Habana a Portobelo,
                        De Jamaica a Trinidad.
                        Anda y anda el barco barco, sin capitán.
 
                        Una negra va en la popa,
                        Va en la proa un español.
                        Anda y anda el barco barco, con ellos dos.
 
                        Pasan islas, islas, islas,
                        Muchas islas, siempre más.
                        Anda y anda el barco barco, sin descansar.


Otro de los libros escogidos es Caminito del monte, de 1979, del poeta y narrador David Chericián,  así como El valle de la Pájara Pinta, de 1980, original de la versátil narradora y periodista Dora Alonso, y Kike, de 1984, perteneciente a Hilda Perera.

La crítica resaltó dos textos emblemáticos del vilaclareño Luis Cabrera Delgado, uno de los más prolíferos escritores cubanos de las últimas décadas en el abordaje, desde la ficción hasta la teoría, del análisis del universo infanto juvenil.

La recomendación recoge a Ito, 1997, y ¿Dónde está La Princesa?, de 2000, ambos de Cabrera Delgado, quien tiene más de 25 libros publicados en editoriales cubanas y extranjeras y pertenece a la Academia Latinoamericana de Literatura Infantil y entre otros méritos acumula los más significativos que sobre esa línea temática imprescindible en la reconstrucción de una realidad convertida en árbol de la vida para la humanidad.

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