Una chaveta en Girón.
Santos A. Borrell Curbelo
ACRC Santa Clara.
Las carcajadas se multiplicaban sobre el mostrador del café.
Era un sábado como otro cualquiera, eran los sábados en aquella etapa. Los zapateros, después de cobrar su salario, concurrían a una
cafetería o bar, en busca de alivio a sus penas.
Los temas se repetían: el bajo salario con que era retribuido el trabajo de ellos a pesar de que en las tiendas su costo se elevaba.
En el grupo, sobresalía uno de tez negra que para algunos no dejaba de ser un soñador. Le llamaban Cocoliso.
El hombre, entusiasmado, apoyaba las ideas de los que planteaban que el futuro pertenecía a la clase obrera.
Ese sueño lo llevó a apoyar la entrada triunfante de los nuevos reyes magos. Esta vez llegaron con días de anticipación. Barbudos como Gaspar, Melchor y Baltasar, vinieron a liberar la ciudad de Santa Clara, como parte de la Contraofensiva final, que liderada, no por un Rey Mago, sino por un líder que supo creer en su pueblo, y dedicar cada minuto de su vida, a luchar para que ese regalo no fuera una quimera. Fuera una realidad.
Aquel enero de 1959, los hijos de los zapateros, ellos los de Ignacio Rolando Abreu, no encontraron una bolsita con cenizas de carbón debajo de la cama por portarse mal, ni sus ojos se cubrirían de lágrimas al ver que su vecino malcriado, pero hijo del bodeguero o del militar, le restregaba a la cara su nuevo velocípedo o bicicleta.
Esa vez las mejillas humedecidas fueron la de sus padres al recordar a los que ofrendaron sus vidas para que todos tuviesen regalos. Para que tan soñado sueño fuera realidad: ¨ alcanzar la liberación cubana.¨
Pero las 90 millas que nos separan del imperio fueron las circunstancias de que en Abril de 1823, el secretario de estado Jhon Quince Adams, proclamara la conocida tesis de ¨ la fruta madura ¨ fundamentada en la ley de gravitación política (física) Comenzaba la política anexionista.
Ellos frustraron el triunfo de nuestro Ejercito Mambí sobre la metrópoli española. No lo dejaron entrar a la ciudad de Santiago de Cuba. Vislumbrándose el triunfo de nuestra última guerra de liberación, el gobierno de los Estados unidos, ha creado más de 600 planes criminales tratando de eliminar físicamente a nuestro Comandante en Jefe.
Pero aquel 1 de enero de 1959, los zapateros, los Rolandos, nuestro pueblo todo, disfrutó del regalo de los nuevos Reyes Magos.
Fue por ello que todos, como un Maceo en Baragua, acudieron a llenar sus planillas de ingreso a las Milicias Nacionales Revolucionarias, para defender aquel sueño.
Ignacio Rolando Abreu, estaba entre los primeros. Su destreza, sencillez y abnegación, fueron cualidades suficientes para que la jefatura le diera la misión de apoyar la creación de las milicias femeninas en la ciudad y al mismo tiempo instruir a sus compañeros zapateros.
Una prueba de fuego esperaba a Ignacio. Como parte del entrenamiento a que eran sometidos los milicianos, debía subir en cinco ocasiones el pico más alto de la Sierra Maestra, El Turquino. Él estuvo entre los destacados lo que le permitió ser seleccionado para el curso de Responsable de Milicias, en el antiguo Regimiento Placido en la ciudad de Matanzas, bajo de dirección del entonces capitán José Ramón Fernández.
Lejos estaba Ignacio de imaginarse que sus sueños se harían realidad.
No pocas veces manifestó su decisión de que si llegado el momento, él, tendría que convertirse en un nuevo Dinamo, no lo pensaría un segundo ya que en la Fábrica que lleva en su nombre trabajaba y José Ramón León Acosta, que resultó ser el primer mártir de la ciudad de Santa Clara en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista era zapatero.
Se encontraba de pase en su ciudad de Santa Clara, cuando se produjo el cobarde ataque de aviones mercenarios a los aeropuertos cubanos. Era el preludio de la cobarde y artera invasión mercenaria por Playa Girón.
Ignacio, Rolando, o simplemente ´´Cocoliso´´, decidido, regresó de inmediato a la Escuela. Desde allí, escribió a la esposa la última carta en la que entre otras cosas le pedía: ¨ Debes pensar siempre que cumplí con mi deber y explícaselo a nuestros hijos. Ellos deben crecer al calor de nuestros ideales y en el amor a la patria que defiendo con la vida para ellos. ¨
El día 17 de Abril, al escucharse en toque de Diana, fue de los primeros en formar y a paso doble subir en los camiones que lo condujeron a formar parte de otro ejército, ¨ El de los héroes eternos de la patria.¨
De la escuela partiría hacia Playa Larga. Antes de llegar al lugar en que debían desplegarse en combate, fueron atacados por un avión mercenario con las insignias de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Ignacio apretaba entre sus manos el FAL mientras disparaba sin cesar. Eran las 2 de las tarde cuando cayó abatido por las balas calibre 50.
Sus botas de zapatero y combatiente, no se humedecieron en las azulosas aguas de Playa Larga. Sus compañeros, terminaron de cumplir la misión planteada.
Una joven, de las que acudieron al llamado de Fidel para subir a la Sierra Maestra y allí, en las Minas del Frío, convertirse en los primeros maestros voluntarios, al cumplirse el 50 aniversario de su desaparición física, le compuso estos versos:
TÍTULO: UNA CHAVETA EN GIRÓN
AQUELLA SINFONÍA,
SUEÑO AUSENTE QUE EL MAR
COMO REGALO PARECÍA CEDER.
GEMELA A LA NEGRURA
EN ROLANDO, SONRISA VIVA
Y ZAPATERO AUSENTE.
DE LA CHAVETA, AL FAL EN RIESTRE
UNA BALA, EN GIRÓN
EN EL FANGO,
EN LA NOCHE.
ACRC Santa Clara.
Las carcajadas se multiplicaban sobre el mostrador del café.
Era un sábado como otro cualquiera, eran los sábados en aquella etapa. Los zapateros, después de cobrar su salario, concurrían a una
cafetería o bar, en busca de alivio a sus penas.
Los temas se repetían: el bajo salario con que era retribuido el trabajo de ellos a pesar de que en las tiendas su costo se elevaba.
En el grupo, sobresalía uno de tez negra que para algunos no dejaba de ser un soñador. Le llamaban Cocoliso.
El hombre, entusiasmado, apoyaba las ideas de los que planteaban que el futuro pertenecía a la clase obrera.
Ese sueño lo llevó a apoyar la entrada triunfante de los nuevos reyes magos. Esta vez llegaron con días de anticipación. Barbudos como Gaspar, Melchor y Baltasar, vinieron a liberar la ciudad de Santa Clara, como parte de la Contraofensiva final, que liderada, no por un Rey Mago, sino por un líder que supo creer en su pueblo, y dedicar cada minuto de su vida, a luchar para que ese regalo no fuera una quimera. Fuera una realidad.
Aquel enero de 1959, los hijos de los zapateros, ellos los de Ignacio Rolando Abreu, no encontraron una bolsita con cenizas de carbón debajo de la cama por portarse mal, ni sus ojos se cubrirían de lágrimas al ver que su vecino malcriado, pero hijo del bodeguero o del militar, le restregaba a la cara su nuevo velocípedo o bicicleta.
Esa vez las mejillas humedecidas fueron la de sus padres al recordar a los que ofrendaron sus vidas para que todos tuviesen regalos. Para que tan soñado sueño fuera realidad: ¨ alcanzar la liberación cubana.¨
Pero las 90 millas que nos separan del imperio fueron las circunstancias de que en Abril de 1823, el secretario de estado Jhon Quince Adams, proclamara la conocida tesis de ¨ la fruta madura ¨ fundamentada en la ley de gravitación política (física) Comenzaba la política anexionista.
Ellos frustraron el triunfo de nuestro Ejercito Mambí sobre la metrópoli española. No lo dejaron entrar a la ciudad de Santiago de Cuba. Vislumbrándose el triunfo de nuestra última guerra de liberación, el gobierno de los Estados unidos, ha creado más de 600 planes criminales tratando de eliminar físicamente a nuestro Comandante en Jefe.
Pero aquel 1 de enero de 1959, los zapateros, los Rolandos, nuestro pueblo todo, disfrutó del regalo de los nuevos Reyes Magos.
Fue por ello que todos, como un Maceo en Baragua, acudieron a llenar sus planillas de ingreso a las Milicias Nacionales Revolucionarias, para defender aquel sueño.
Ignacio Rolando Abreu, estaba entre los primeros. Su destreza, sencillez y abnegación, fueron cualidades suficientes para que la jefatura le diera la misión de apoyar la creación de las milicias femeninas en la ciudad y al mismo tiempo instruir a sus compañeros zapateros.
Una prueba de fuego esperaba a Ignacio. Como parte del entrenamiento a que eran sometidos los milicianos, debía subir en cinco ocasiones el pico más alto de la Sierra Maestra, El Turquino. Él estuvo entre los destacados lo que le permitió ser seleccionado para el curso de Responsable de Milicias, en el antiguo Regimiento Placido en la ciudad de Matanzas, bajo de dirección del entonces capitán José Ramón Fernández.
Lejos estaba Ignacio de imaginarse que sus sueños se harían realidad.
No pocas veces manifestó su decisión de que si llegado el momento, él, tendría que convertirse en un nuevo Dinamo, no lo pensaría un segundo ya que en la Fábrica que lleva en su nombre trabajaba y José Ramón León Acosta, que resultó ser el primer mártir de la ciudad de Santa Clara en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista era zapatero.
Se encontraba de pase en su ciudad de Santa Clara, cuando se produjo el cobarde ataque de aviones mercenarios a los aeropuertos cubanos. Era el preludio de la cobarde y artera invasión mercenaria por Playa Girón.
Ignacio, Rolando, o simplemente ´´Cocoliso´´, decidido, regresó de inmediato a la Escuela. Desde allí, escribió a la esposa la última carta en la que entre otras cosas le pedía: ¨ Debes pensar siempre que cumplí con mi deber y explícaselo a nuestros hijos. Ellos deben crecer al calor de nuestros ideales y en el amor a la patria que defiendo con la vida para ellos. ¨
El día 17 de Abril, al escucharse en toque de Diana, fue de los primeros en formar y a paso doble subir en los camiones que lo condujeron a formar parte de otro ejército, ¨ El de los héroes eternos de la patria.¨
De la escuela partiría hacia Playa Larga. Antes de llegar al lugar en que debían desplegarse en combate, fueron atacados por un avión mercenario con las insignias de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Ignacio apretaba entre sus manos el FAL mientras disparaba sin cesar. Eran las 2 de las tarde cuando cayó abatido por las balas calibre 50.
Sus botas de zapatero y combatiente, no se humedecieron en las azulosas aguas de Playa Larga. Sus compañeros, terminaron de cumplir la misión planteada.
Una joven, de las que acudieron al llamado de Fidel para subir a la Sierra Maestra y allí, en las Minas del Frío, convertirse en los primeros maestros voluntarios, al cumplirse el 50 aniversario de su desaparición física, le compuso estos versos:
TÍTULO: UNA CHAVETA EN GIRÓN
AQUELLA SINFONÍA,
SUEÑO AUSENTE QUE EL MAR
COMO REGALO PARECÍA CEDER.
GEMELA A LA NEGRURA
EN ROLANDO, SONRISA VIVA
Y ZAPATERO AUSENTE.
DE LA CHAVETA, AL FAL EN RIESTRE
UNA BALA, EN GIRÓN
EN EL FANGO,
EN LA NOCHE.
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Juliana -