Blogia
VerBo

ÁMSTERDAM, CRUZADA Y SENTENCIA

ÁMSTERDAM, CRUZADA Y SENTENCIA

Por Isaily Pérez González (Poetisa y Editora; reside en Villa Clara).

 

Palabras de presentación del poemario Concluso para sentencia, de Iliana Aguila Castillo, publicado por la Editorial Capiro, Colección FAZ, Villa Clara, viernes 6 de noviembre de 2009.

 

 

Concluso para sentencia es el primer libro de Ileana Águila y, de cierta forma, resume una experiencia de vida donde los antepasados, los hijos, los amigos, la ciudad tienen un protagonismo inevitable.

 

 

 Una fotografía de un canal que supongo en Ámsterdam ilustra el cuaderno y abre nuestra percepción a una de las zonas medulares de la poesía de la autora: el gusto por otros espacios, quizás más citadinos, más brumosos, sin que esto implique contradicción con el disfrute que extrae de los ritos familiares: Acaricia su sueño / presintiendo los vientos del Atlántico, / quiere hacer suyo el horizonte / para luego enarbolar su copa. Versus: Porque mi madre sortea amorosa / el retozo de sus nietos / y escucha la canción de los bordados manteles / la nostalgia no tendrá en la casa / su refugio, con su sola presencia ella hilvana las estancias. / Esta casa ha mordido el corazón de quien la habita.

 

 

 Esta misma dual fascinación no le impide visitar la ciudad donde transcurren sus días con ojos críticos y un tanto piadosos. Ciudad que por la ausencia de terrazas / piensa en París, / teme soñar, caer en el total desamparo / en esta hora confusa / en que los deambulantes van sobre añejos adoquines / en otro espacio, infinito. A otras pequeñas cosas regala Ileana momentos de observación. Un ejemplo de ello son las bolsas, que dotadas de nuevos sentidos dejan de ser silenciosas acompañantes para ser protagonistas: Andariegas y danzantes / alegran la vida de los pueblos. / Ellas cuentan las historias de los héroes.

 

 

La nostalgia por la ausencia de una hija es otro de los motivos fundamentales del cuaderno, pero esta nostalgia no implica vanas lamentaciones. Quien nos habla reasume como propias las nuevas costas que la emigración ha puesto ante sí, los parajes extranjeros y sus tradiciones: No estuvo acostumbrada al desamparo / ni a su rostro dibujado en la bruma. / Quien ahora atraviesa este paraje / se convierte en legítima. El poema "Otro sueño en Dordrecht"interpreta hermosamente el encuentro con un vendedor de flores: Flowers madam, atestiguo en la voz del que pregona (...) / voz sin denuedo. / Atesoro monedas para pagar su rutina / y deshacer este hilo que ha lastimado mi piel. (...) / Siempre habrá flores en Dordrecht / y turcos para recibirlas. 

 

   

De todo lo que le rodea y toca extrae la poetisa una experiencia poética y quizás la quintaesencia de su filosofía de vivir esté expresada en breves líneas en el poema que cierra el libro. En este breve texto nombrado "Moneda", la autora se funde con la breve pieza de metal que tiene el poder de consumar el hado cuando se lanza al aire y de conceder deseos cuando se arroja a las fuentes. Así termina este recorrido por una porción de una vida que deja de ser anónima ante nosotros gracias al poder eternizante de la poesía.                    

 

0 comentarios